19 años. Madrid ha estado viéndome crecer desde que nací y he amado sus calles desde que tengo uso de razón. Mis derrotas me han moldeado hasta llegar a lo que soy ahora y no paran ni callan. Cada vez más atormentado por la violencia con la que huyen las manillas del reloj y el cansancio de los días grises. Que se expanden y atrapan.
Escribo para ser libre
aunque al final siempre acabe preso.
He vivido var
ias vidas
y no he sobrevivido a ninguna.
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